miércoles, 21 de septiembre de 2011

Organizacion


Los jovenes organizados siempre estan presentes en las acciones que al interior de sus comunidades se realizan, van "visibilizandose", comienzan a ser "actores" directos dentro de sus pueblos y van siendo "tomados en cuenta" por los mayores, esa tarea es importante para desarrollar y generar procesos de progreso en estas comunidades y ademas permite que estos jovenes organizados vayan brindando opiniones y ponen en la mesa temas que en algunos casos no son tomados como prioritarios por los pobladores, hoy los jovenes en las zonas rurales le estan poniendo un enfasis especial a los nuevos avances tecnologicos y como estos pueden ser aprovechados en beneficio de sus comunidades.

Centro de Acogida - Ricardo Palma


En la zona rural los centros de acogida cumplen el papel de ser un espacio para el ejercicio de liderazgo, lugar de reunion, pero principalmente para la formacion de dirigencia joven.

Encuentros Juveniles - Grupos Juveniles


Los espacios de "encuentro" son una necesidad para "conocernos" e integrar las diversas visiones que se tiene en un pais megadiverso y pluricultural como el nuestro.
Como jovenes que nos une, que nos acerca, cuales son los temas comunes y demas, por ello hoy seguimos trabajando por ampliar esos procesos, tal vez ya no tan grandes y con convocatorias masivas como antes, pero se continua con esta propuesta que debe ser inspiracion para continuar con el desarrollo de nuestro trabajo.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Lectura para la reflexion.


LA TORTUGA Y LA LIEBRE

Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el argumento, decidieron correr una carrera. Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. La liebre arrancó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante algún tiempo. Luego, al ver que llevaba mucha ventaja, decidió sentarse bajo un árbol para descansar un rato, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se durmió. La tortuga, que andaba con paso lento, la alcanzó, la superó y terminó primera, declarándose vencedora indiscutible.

Moraleja: Los lentos y estables ganan la carrera.

Pero la historia no termina aquí...

La liebre, decepcionada tras haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció sus errores. Descubrió que había perdido la carrera por ser presumida y descuidada. Si no hubiera dado tantas cosas por supuestas, nunca la hubiesen vencido. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió de principio a fin y su triunfo fue evidente.

Moraleja: Los rápidos y tenaces vencen a los lentos y estables.

Pero la historia tampoco termina aquí...

Tras ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. Como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería. Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr sobre una ruta ligeramente diferente. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. Mientras la liebre, que no sabía nadar, se preguntaba "¿qué hago ahora?", la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó a su paso y terminó en primer lugar.

Moraleja: Quienes identifican su ventaja competitiva (saber nadar) y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros.

Pero la historia tampoco termina aquí...

El tiempo pasó y tanto compartieron la liebre y la tortuga, que terminaron haciéndose buenas amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río con la liebre sobre su caparazón y, sobre la orilla de enfrente, la liebre cargó nuevamente a la tortuga hasta la meta. Como alcanzaron la línea de llegada en un tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que aquella que habían experimentado en sus logros individuales.

Moraleja: Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las habilidades de cada uno, no seremos completamente efectivos. Siempre existirán situaciones para las cuales no estamos preparados y que otras personas pueden enfrentar mejor.

Es importante advertir que ni la liebre ni la tortuga abandonaron la carrera. La liebre evaluó su desempeño, reconoció sus errores y decidió poner más empeño después de su fracaso. Por su parte, la tortuga, al ver que la velocidad era su debilidad, decidió cambiar su estrategia y aprovechar su fortaleza como nadadora en un nuevo recorrido.

Después de varias contiendas, la tortuga y la liebre descubrieron que unidas, lograban mejores resultados. Cuando afrontamos un desafío, hay veces que es mejor tomarse las cosas con calma y confiar en uno mismo. Otras, conviene esforzarse más allá de los propios límites. Otras, es más efectivo cambiar la estrategia e intentar algo diferente. Y, también, hay veces donde lo más apropiado es unirse con otras personas.

La liebre y la tortuga también aprendieron otra lección vital: Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, complementamos capacidades, compensamos defectos, potenciamos nuestros recursos... ¡y obtenemos mejores resultados!

A Arguedas


Poema : Llamado a los doctores de Jose Maria Arguedas

Lo comparto con ustedes, y como en todas las reuniones que tenemos, buscando la reflexion desde diversos angulos del quehacer en nuestra comunidad. Aqui el poema:

Dicen que no sabemos nada, que somos el atraso, que nos han de cambiar la cabeza por otra mejor.

Dicen que nuestro corazón tampoco conviene a los tiempos, que está lleno de temores, de lágrimas, como el de la calandria, como el de un toro grande al que se degüella, que por eso es impertinente.

Dicen que algunos doctores afirman eso de nosotros, doctores que se reproducen en nuestra misma tierra, que aquí engordan o que se vuelven amarillos.

Que están hablando, pues: que estén cotorreando si eso les gusta.

¿De qué están hechos mis sesos? ¿De qué está hecha la carne de mi corazón?

Saca tu larga vista, tus mejores anteojos. Mira, si puedes.

Quinientos flores de papas distintas crecen en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que la noche y el oro, la plata y el día se mezclan. Esas quinientas flores, son mis sesos, mi carne.

¿Por qué se ha detenido un instante el sol, por qué ha desaparecido la sombra en todas partes, doctor?

Pon en marcha tu helicóptero y sube aqui, si puedes. Las plumas de los cóndores, de los pequeños pájaros se han convertido en arco iris y alumbran.

Las cien flores de la quinua que sembré en las cumbres hierven al sol en colores, en flor se ha convertido la negra ala del cóndor uy de las aves pequeñas.

Es el mediodía; estoy junto a las montañas sagradas: la gran nieve con lampos amarillos, con manchas rojizas, lanzan su luz a los cielos.

En esta fría tierra, siembro quinua de cien colores, de cien clases, de semilla poderosa. Los cien colores son también mi alma, mis infaltables ojos.

Yo, aleteando amor, sacaré de tus sesos las piedras idiotas que te han hundido. El sonido de los precipicios que nadie alcanza, la luz de la nieve rojiza, de espantado, brilla en las cumbres. El jugo feliz de los millares de yerba, de millares de raíces que piensan y saben, derramaré tu sangre, en la niña de tus ojos.

El latido de miradas de gusanos que guardan tierra y luz; el vocerío de los insectos voladores, te los enseñaré hermano, haré que los entiendas. Las lagrimas de las aves que cantan, su pecho que acaricia igual que la aurora, haré que las sientas y las oigas.

Ninguna maquina difícil hizo lo que se, lo que sufro, lo que gozar del mundo gozo. Sobre la tierra, desde la nieve que rompe los huesos hasta el fuego de las quebradas, delante del cielo, con su voluntad y con mis fuerzas hicimos todo eso.

No huyas de mi doctor, acércate Mírame bien reconóceme. ¿Hasta cuándo he de esperarte? Acércate a mí; levántame hasta la cabina de tu helicóptero. Yo te invitare el licor de mil savias diferentes.

Curaré tu fatiga que a veces te nubla como bala de plomo, te recrearé con la luz de las cien flores de quinua, con la imagen de su danza al soplo de los vientos; con el pequeño corazón de la calandria en que se retrata el mundo, te refrescare con el agua limpia que canta y que yo arranco de la pared de los abismos que templan con su sombra a nuestras criaturas.

¿Trabajaré siglos de años y meses para que alguien que no me conoce y a quien no conozco me corte la cabeza con una máquina pequeña?

No, hermanito mío. No ayudes a afilar esa maquina contra mi, acércate, deja que te conozca, mira detenidamente mi rostro, mis venas, el viento que va de mi tierra a la tuya es el mismo; el mismo viento que respiramos; la tierra en que tus máquinas, tus libros y tus flores cuentas, baja de la mía, mejorada, amansada.

Que afilen cuchillos, que hagan tronar zurriagos; que amasen barro para desfigurar nuestros rostros; que todo eso hagan.

No tememos a la muerte, durante siglos hemos ahogado a la muerte con nuestra sangre, la hemos hecho danzar en caminos conocidos y no conocidos.

Sabemos que pretenden desfigurar nuestros rostros con barro; mostrarnos así, desfigurados, ante nuestros hijos para que ellos nos maten.

O sabemos bien qué ha de suceder. Que camine la muerte hacia nosotros; que vengan esos hombres a quienes no conocemos. Los esperaremos en guardia, somos hijos del padre de todos los ríos, del padre de todas las montañas ¿es que ya no vale nada el mundo, hermanito doctor?

No contestes que no vale. Más grande que mi fuerza en miles de años aprendida; que los músculos de mi cuello en miles de meses; en miles de años fortalecidos, es la vida, la eterna vida mía, el mundo que no descansa, que crea sin fatiga; que pare y forma como el tiempo, sin fin y sin principio.

José María Arguedas (Andahuaylas, 1911 - Lima, 1969). Escritor
y etnólogo peruano, renovador de la literatura de inspiración
indigenista y uno de los más destacados narradores peruanos del
siglo XX. Sus principales obras literarias son: Agua (1935), Yawar
fiesta, de (1941), Los ríos profundos, (1958) y el Sexto (1961) entre
otros. La producción intelectual de Arguedas es bastante amplia y
comprende, además de obras de ficción, trabajos, ensayos y

artículos sobre el idioma quechua, la mitología prehispánica,
el
folclore y la educación popular.
La circunstancia especial de haberse
educado dentro de
dos tradiciones culturales, la occidental y la
indígena, unido
a una delicada sensibilidad, le permitieron
comprender y describir
como ningún otro intelectual peruano la
compleja realidad
del indio nativo, con la que se identificó
de una manera desgarradora.

Este es mi pequeño homenaje en la conmemoracion del centenario de su nacimiento, el un hombre comprometido con su causa por un pais mejor.